Pedro Sánchez se enfrenta a un nuevo reto en la elaboración de los presupuestos de 2025, ya que la presión para aumentar el gasto militar se intensifica tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Con un gasto actual en Defensa que apenas alcanza el 1,28% del PIB, España se encuentra en desventaja frente a otros países de la OTAN que están superando ampliamente el 2%. Trump ha amenazado con retirar la protección militar a aquellos aliados que no cumplan con esta directriz, y ha propuesto elevar el gasto hasta un inalcanzable 5%, lo que provoca serias inquietudes en el Gobierno español, que se había comprometido a alcanzar el 2% para 2029.
Este nuevo escenario complica aún más la situación, ya que cualquier incremento en el gasto militar deberá ser compensado con recortes en otros sectores, desafiando los planes de consolidación presupuestaria que busca implementar el Ejecutivo. La oposición de varios socios del Gobierno, como Sumar y Podemos, quienes se oponen categóricamente a aumentar la partida militar, añade presión a Sánchez en su intento por equilibrar las demandas internacionales con la realidad política y social interna. Además, la reciente advertencia del secretario general de la OTAN respecto a la insuficiencia del actual presupuesto resalta la urgencia de redefinir la seguridad en un contexto geopolítico volátil, obligando al presidente a maniobrar con delicadeza entre las exigencias externas y la resistencia interna.
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