Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, enfrenta un golpe devastador en sus aspiraciones presidenciales tras ser condenada por desvío de fondos públicos del Parlamento Europeo, lo que incluye una inhabilitación de cinco años. La sentencia, dictada por un tribunal de París, ha generado incertidumbre sobre su futuro político, ya que su opción de apelar podría no resolverse antes de las elecciones de 2027, donde ya era vista como favorita. Ante esta situación, Le Pen debe decidir si recurrir la condena o delegar su legado a Jordan Bardella, un candidato que aún no cuenta con el respaldo unánime de su partido.
A lo largo de su carrera, Le Pen ha reformado la imagen de su partido, antes asociado con el racismo y la xenofobia, logrando atraer a las clases populares y posicionándose como una figura clave en la política francesa. A pesar de haber alcanzado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en 2017 y 2022, y haber cosechado un significativo apoyo en las europeas de 2024, su situación actual plantea desafíos inusuales. La polémica condena y las tensiones tanto dentro como fuera de su círculo familiar marcan un momento crítico en su trayectoria política, donde su capacidad de maniobra se ha visto drásticamente reducida.
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