Las recientes imágenes del satélite Sentinel 2, parte del programa europeo Copernicus, revelan que el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel ha alcanzado una superficie de 1.000 hectáreas inundadas, lo que representa un avance significativo en relación a su máxima capacidad encharcable de 1.734 hectáreas. Este aumento en la inundación se ha logrado gracias a la combinación de bombeos desde pozos de emergencia y el aporte hídrico procedente del río Gigüela, que ha llevado al humedal un mínimo estimado de 3,5 hectómetros cúbicos en las últimas semanas. Rafael Ubaldo Gosálvez, profesor de Geografía Física y miembro del patronato del parque, observó que las medidas tomadas en el infrarrojo de onda corta han sido clave para evaluar el estado hídrico de la vegetación y el suelo en la región.
A pesar del alivio que supone la reciente inundación, Gosálvez y otros expertos advierten sobre los persistentes problemas de conservación que enfrenta el parque. Las poblaciones de plantas bioindicadoras, como la masiega, continúan en declive, y se teme que la eutrofización pueda agravar la situación, evidenciada por la aparición de zonas de algas. Para mitigar estos efectos, se sugiere la apertura de la presa de Puente Navarro, lo que permitiría una mejor circulación del agua hacia el río Guadiana y facilitaría la conexión del parque con el embalse del Vicario. Así, la gestión del caudal ecológico se presenta como una estrategia fundamental para asegurar la salud y sostenibilidad del ecosistema del parque nacional.
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