La Dirección General de Tráfico (DGT) se encuentra a la espera de la entrada en vigor, a finales de este año, de una nueva regulación que reducirá la tasa de alcohol permitida al volante a 0,1 miligramos por litro de aire espirado, equivalente a 0,2 gramos por litro de sangre. La medida, que se encuentra en fase de tramitación legislativa tras su consideración en el Congreso, también contempla enmiendas que se deben presentar hasta el 22 de abril. Esta iniciativa, respaldada por un estudio reciente del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, propone la ejecución de más controles aleatorios y visibles de alcoholemia, así como una mayor sensibilización sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol.
El director de la DGT, Pere Navarro, destacó la importancia ética de esta reforma, señalando que responderá a la deuda que tiene la sociedad con las víctimas de accidentes relacionados con el alcohol al volante. Aunque se ha considerado la posibilidad de establecer una tasa de 0,0, se optó por el límite de 0,1 mg/l para evitar confusiones relacionadas con factores como procesos gástricos o ciertos medicamentos. Navarro enfatizó que el mensaje es claro: si consume alcohol, no conduzca. Por su parte, el catedrático Luis Montoro resaltó que la percepción del riesgo de ser controlado tiene un impacto mayor en el cumplimiento de las normas que el temor a las sanciones económicas, argumentando que incrementar la presencia de controles de alcoholemia puede modificar significativamente el comportamiento de los conductores.
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