Un ataque aéreo ruso en la ciudad de Sumy, al noreste de Ucrania, ha dejado al menos 32 muertos, incluidos dos niños, y 99 heridos, de los cuales 11 son menores. Según las autoridades ucranianas, el bombardeo, que ocurrió en medio de la celebración del Domingo de Ramos, implicó el uso de bombas de racimo y tuvo como objetivo el centro de la ciudad, donde se encontraban muchas personas. El ministro del Interior, Igor Klimenko, confirmó que varios misiles balísticos impactaron en la zona, lo que ha llevado a los equipos de rescate a trabajar intensamente para atender a los heridos y evacuar el área.
El primer ministro ucraniano, Denis Shmihal, condenó el ataque, señalando que varios edificios, incluidos los de la Universidad Estatal de Sumy, han sido destruidos. El gobernador regional, Volodimir Artiuj, explicó que la mayoría de las víctimas se encontraban en un autobús alcanzado por uno de los proyectiles. En respuesta a la tragedia, el presidente Volodimir Zelenski lamentó que «solo una escoria inmunda» puede llevar a cabo acciones tan atroces y afirmó que sin una presión efectiva sobre Rusia, la paz será inalcanzable. Hasta el momento, Rusia no ha comentado sobre este ataque.
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