La muerte del papa Francisco a los 88 años ha suscitado una ola de reacciones a nivel mundial, donde muchos elogian su legado en temas como el respeto a los inmigrantes y la justicia social. Francisco, conocido como Jorge Bergoglio antes de su papado, fue el primer pontífice latinoamericano, tomando el liderazgo de la Iglesia Católica en marzo de 2013. Su relación con su tierra natal, Argentina, fue compleja, marcada por el cambio político y la disminución del apego a la fe católica. El presidente argentino, Javier Milei, y otros líderes políticos de diversas naciones han reconocido su incansable lucha por la vida y su compromiso con la austeridad en la gestión del Vaticano.
Las condolencias han llegado desde diferentes rincones del mundo, destacando la importancia de su mensaje y acciones en pro de la paz y la justicia. Desde Europa, líderes como el presidente italiano, Sergio Mattarella, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han elogiado su dedicación a los más vulnerables y su llamado por un cambio hacia una sociedad más equitativa. No solo desde la política se ha manifestado el dolor, sino también desde distintas organizaciones y países, incluyendo a Hamás, Israel e Irán, que han reconocido su compromiso con el diálogo interreligioso. En Latinoamérica, varios países han decretado luto oficial, subrayando la voz de Francisco como aquel que llevó amor donde había odio. Su legado, marcado por la búsqueda de la paz y la defensa de los derechos humanos, resonará en los corazones de muchos seguidores y líderes a nivel global.
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