La muerte del Papa Francisco a los 88 años inicia un complejo proceso que culminará con la elección de su sucesor. El cardenal Kevin Joseph Farrell, en su papel de camarlengo, fue el encargado de confirmar el fallecimiento del pontífice, seguido de un anuncio oficial que marcó el inicio del periodo de «sede vacante». Durante este tiempo, el Vaticano estará provisionalmente bajo la dirección del camarlengo, mientras el decano de los cardenales, Giovanni Battista Re, convoca a sus colegas en Roma para establecer plazos y protocolos que guiarán la elección del nuevo líder de la Iglesia.
Una vez realizado el anuncio, se sellará la residencia del Papa en la Casa Santa Marta y se procederá a la destrucción de su Anillo del Pescador. Se observarán nueve días de luto en los que el cuerpo del pontífice será exhibido a los fieles antes de su funeral, cuya modalidad aún se debe definir. Francisco había elegido ser sepultado en una cripta de la basílica de Santa María La Mayor. Establecido un nuevo Papa, el mundo recibirá la noticia a través de la emblemática ‘fumata blanca’, indicando la conclusión de un cónclave que debe realizarse en un plazo máximo de 20 días.
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