Argentina se encuentra de luto tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, quien se despidió de su tierra natal en medio de muestras de gratitud y reconocimiento por su legado. Desde su elección como el primer Sumo Pontífice latinoamericano en 2013, Bergoglio se destacó por su cercanía con los marginados, convirtiéndose en un símbolo de esperanza para los descartados. El presidente Javier Milei anunció siete días de duelo nacional, resaltando que, a pesar de sus diferencias, fue un honor conocer al Pontífice y su legado de bondad y sabiduría.
Las calles de Buenos Aires y en particular su barrio natal de Flores, se llenaron de altares improvisados y homenajes espontáneos donde ciudadanos dejaron velas y flores. Feligreses, incluidos aquellos de las comunidades más vulnerables, se congregaron en la basílica de San José de Flores, lugar clave en la vida de Bergoglio, para rendir tributo a quien promovió el trabajo pastoral en los asentamientos precarios de la ciudad. Su legado se enmarca en una búsqueda incesante por la paz, la fraternidad y el cuidado del planeta, dejando una marca indeleble en la historia de Argentina y del mundo.
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