Desde la Motilla del Acequión, la situación actual en el municipio es sombría. La falta de atención municipal a la conservación del patrimonio ha dejado a este emblemático lugar en el abandono. La reciente presentación de los Presupuestos Municipales, que prometían ser participativos y satisfactorios para múltiples colectivos, ha revelado una realidad preocupante: el gasto excesivo ha llevado a una liquidación del presupuesto del año anterior marcada por un déficit significativo. La administración local se enfrenta ahora al desafío de rectificar esta gestión fallida, aunque la falta de recursos y el desgaste de la confianza ciudadana complican aún más la situación.
Irónicamente, mientras se homenajea al exalcalde Manuel Pérez Castell, el actual líder se encuentra en una posición comprometida. A pesar de las justificaciones optimistas de sus asesores, la presión por presentar un Plan Económico Financiero viable se intensifica. La necesidad de recortes se vislumbra inevitable, y aunque la posibilidad de encontrar un chivo expiatorio podría ser tentadora, la ausencia de culpables claros podría llevar a la búsqueda de responsables en el Gobierno central. En esta coyuntura de recortes y desilusión, la historia parece repetirse, sugiriendo que las lecciones del pasado no han sido aprendidas.
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