Los primeros 100 días de Donald Trump en su segundo mandato han estado marcados por una notable falta de popularidad, reflejada en encuestas que indican el porcentaje de aprobación más bajo en siete décadas para un presidente en este período. A pesar del inicio de su «luna de miel» política tras las elecciones de noviembre, Trump ha enfrentado críticas significativas tanto a nivel nacional como internacional, especialmente por su enfoque en políticas arancelarias y migratorias. Tras implementar más de 170 decretos ejecutivos, su administración se ha visto obligada a pausar gran parte de las tarifas comerciales, lo que reveló el temor a un impacto económico más amplio de lo anticipado.
En el ámbito de la política exterior, Trump ha retomado una postura agresiva, priorizando relaciones que beneficien a Estados Unidos y despreciando acuerdos multilaterales. Su reciente comentario sobre la posible anexión de Canadá y las acciones contra los inmigrantes indocumentados subrayan su enfoque confrontativo. Aunque su administración ha prometido deportaciones masivas, se ha topado con obstáculos legales y logísticos que han complicado la implementación de sus políticas. Al cumplirse este período inicial en el cargo, la tensión entre la retórica y la realidad le presenta un desafío significativo mientras intenta cumplir con las expectativas de sus votantes.
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