Ayer por la tarde, el apagón en Albacete desencadenó una intensa actividad en un bazar de la calle Batalla del Salado, donde una cola de veinte personas se agolpaba en busca de productos esenciales como linternas, velas y bidones de agua. La dueña, Wili Chin, y su esposo Yong Chin, enfrentaban una inusual demanda que les hizo vender rápidamente radios, linternas y velas, mientras los clientes compartían la incertidumbre sobre las causas del corte eléctrico. Algunos especulaban sobre un posible ciberataque, alimentando el nerviosismo colectivo en un ambiente de caos controlado.
La situación también se reflejó en otras partes de la ciudad, como en una gasolinera, donde los consumidores frustrados esperaban que se restableciera el suministro de combustible, sin éxito debido a la falta de electricidad. Amparo Espín, la dependienta, mencionó que la ansiedad de los clientes había llegado a tal punto que se vio obligada a atender desde la ventanilla. En medio de este panorama, bares como Drinks aprovecharon la escasez de luz para atraer clientes, con una demanda inusitada de bocadillos, aunque el temor a la pérdida de productos perecederos comenzaba a inquietar también a sus dueños.
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