El sector agrario se prepara para la nueva Política Agraria Común (PAC) que entrará en vigor en 2028, en un contexto marcado por la incertidumbre geopolítica derivada de la guerra en Ucrania y recientes elecciones europeas. Aunque el primer borrador de la PAC podría estar disponible este otoño, la definición definitiva del nuevo Marco Financiero Plurianual de la UE aún es incierta. Entre los puntos discutidos, el Ministerio de Agricultura ha resaltado la importancia de una PAC con «personalidad propia» y un enfoque más centrado en los agricultores más vulnerables, desplazando el apoyo a grandes explotaciones.
Organizaciones agrarias, tanto nacionales como europeas, han enviado cartas a la Comisión Europea solicitando un compromiso firme con la PAC, insistiendo en la necesidad de mantener un presupuesto robusto para garantizar la seguridad alimentaria y la viabilidad del sector. Enfrentando retos como la inestabilidad del mercado y normativas ambientales más estrictas, las organizaciones destacan que un sector agrícola fuerte es esencial para la seguridad de la UE. Además, proponen que los fondos no se asocien a objetivos externos, advirtiendo que cualquier cambio sustancial en la estructura de financiación podría comprometer la esencia de la PAC y, con ello, la sostenibilidad del medio rural europeo.
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