Repsol reportó un beneficio neto de 366 millones de euros en el primer trimestre de 2025, lo que representa una notable disminución del 62,2% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esta caída se atribuye a un entorno geopolítico volátil junto con precios del crudo y márgenes de refino y química más bajos. El resultado neto ajustado de las operaciones alcanzó 651 millones de euros, un 48% menos que los 1.267 millones de euros del año previo. A pesar de estos desafíos, la compañía continuó con su estrategia de rotación de activos, logrando desinversiones por 700 millones de euros, incluyendo colaboraciones importantes, como la joint venture con NEO Energy en el Reino Unido.
El flujo de caja operativo fue de 1.142 millones de euros, aunque 220 millones menos que el año anterior, con inversiones netas estimadas en 1.000 millones de euros. La deuda neta se situó en 5.830 millones de euros, un aumento respecto al trimestre anterior. Repsol se mantiene firme en su compromiso de retribución al accionista, con un dividendo propuesto de 0,50 euros brutos por acción a repartir en julio de 2025 y enero de 2026. Mirando hacia el futuro, la empresa anticipa un «escenario ácido» con precios de crudo en descenso, pero asegura que mantendrá un flujo de caja robusto y seguira ejecutando su programa de recompra de acciones.
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