El 1 de mayo, CCOO y UGT llevaron a cabo masivas manifestaciones en varias ciudades de Castilla-La Mancha, demandando una reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, acceso a viviendas asequibles, y una mayor protección para los trabajadores. En Albacete, cientos de personas marcharon desde la calle de la Feria hasta el parque Abelardo Sánchez, mientras que en Cuenca, alrededor de 200 manifestantes se unieron a una convocatoria que, debido a la Feria del Libro, modificó su ruta habitual. Los líderes sindicales destacaron problemas locales como el conflicto del transporte sanitario y la situación crítica del convenio del metal en Toledo, señalando la insatisfacción con la falta de avances en el diálogo social.
Las manifestaciones también fueron una oportunidad para criticar discursos políticos extremistas y reivindicar derechos laborales fundamentales. En Guadalajara, los dirigentes de CCOO y UGT enfatizaron la necesidad de implementar políticas de vivienda adecuadas y de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores, instando al gobierno a actuar de inmediato. Los discursos incluyeron llamados a erradicar la siniestralidad laboral mediante una cultura de prevención. La jornada simbolizó la lucha por un futuro laboral sostenible en un contexto de creciente tensión política en Europa, reafirmando el papel crucial de los sindicatos en la defensa de los derechos sociales.
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