Desde la cima de lo que fue una casa en la Motilla del Acequión, un paisano recibe preocupantes noticias sobre el estado de su hogar, que permanece en el abandono por parte de la administración municipal. En un tono de fábula, se relata la historia de un clan que sufrió una inusitada pérdida de luz, lo que llevó a su líder a buscar respuestas sin éxito. La incertidumbre crecía al observar la falta de colaboración entre sus consejeros y vigías, mientras un rival, ambicioso de poder, intentaba capitalizar la situación al culpar al jefe del clan por el apagón.
A pesar de las críticas y el descontento, el fuego finalmente volvió a encenderse, simbolizando la recuperación de la comunidad. Sin embargo, el aspirante a líder continuaba su campaña contra el actual gobernante, proponiendo medidas insensatas que rápidamente perdieron credibilidad entre los pobladores. Con el paso del tiempo, el rival quedó en el olvido, dejando como enseñanza que la verdadera grandeza de un líder se mide no solo por sus palabras, sino por sus acciones, y que la historia no perdona a aquellos que no actúan con responsabilidad.
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