El Gobierno español ha afirmado que no descarta ninguna hipótesis sobre el robo de cable registrado el pasado domingo en la línea de alta velocidad del AVE. Aunque inicialmente se consideró la posibilidad de un sabotaje, la ministra Portavoz, Pilar Alegría, admitió que podría haberse precipitado al utilizar ese término. La investigación, liderada por la Guardia Civil, se centra en la sustracción de cable en cinco puntos a lo largo de un radio de 10 kilómetros de la provincia de Toledo y ha identificado una intención clara de causar daño, especialmente dado el momento en que se produjo el incidente, coincidiendo con el regreso de miles de viajeros tras el Puente de Mayo.
La información proporcionada inicialmente por los técnicos de Adif sugería un robo sofisticado, distinto a los métodos habituales, en zonas sin cámaras de vigilancia. A pesar de los reiterados retrasos en el servicio, el Gobierno busca minimizar la preocupación pública. El ministro de Transportes, Óscar Puente, aclaró que los retrasos fueron consecuencia de un «acto vandálico», distanciando la situación de la falta de inversión en infraestructura. La Guardia Civil continúa su labor investigativa, mientras el ministerio sostiene que se está tomando el asunto con la seriedad que requiere.
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