El asesinato de José Luis López de Lacalle, periodista y activista, marcó un hito en la lucha por la libertad de expresión en España. Una semana pasada se conmemoraron 25 años de su muerte a manos de ETA, un atentado que dejó una profunda huella en la sociedad vasca y española. Su hijo, Alain, recordó cómo aquella mañana de 2000 cambió sus vidas para siempre, enfatizando que su padre, aunque consciente de la amenaza que enfrentaba, siempre intentó restar gravedad a la situación para no preocupar a su familia. En el homenaje reciente realizado en un parque a su nombre, Alain destacó que, aunque los autores del crimen han sido juzgados, no siente la necesidad de recibir una disculpa de ellos, refiriendo que lo más importante sería que pidieran perdón a la sociedad vasca.
A lo largo de su vida, López de Lacalle fue un firme defensor de la libertad de expresión, y su legado sigue vivo en la memoria colectiva. Su hijo reflexionó sobre la necesidad de construir un relato histórico que abarque la complejidad del conflicto, en lugar de recreaciones parciales que podrían diluir la responsabilidad. Alain expresó el deseo de que se mantenga viva la memoria de las víctimas, no solo a través de homenajes, sino también mediante la promoción de un diálogo más amplio que incluya todas las voces. Su propia experiencia, marcada por la pérdida y la búsqueda de entendimiento, pone de relieve la urgencia de abordar el pasado con honestidad y respeto.
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