El festival taurino celebrado recientemente en Albacete comenzó con un emotivo homenaje al maestro Dámaso González, con la interpretación del himno nacional y la entrega de una placa a su viuda, Feli Tarruella. A pesar de contar con un aforo de solo un tercio de su capacidad, el público mostró un gran respeto y entusiasmo hacia los toreros, quienes se enfrentaron a varios toros de diferentes ganaderías. Rubén Pinar brilló con su primero, a quien logró cortar dos orejas tras una actuación sólida que destacó por el temple y la técnica en su muleta.
Otros participantes también dejaron su impronta. Diego Carretero y Alejandro Peñaranda realizaron faenas notables, poniendo de manifiesto su destreza ante toros complicados. El alumno Álvaro Castillo, de la Escuela Taurina de Albacete, también tuvo su momento estelar, desafiando a un eral con bravura que le permitió demostrar su talento y culminar su actuación con una oreja. En general, el evento se destacó por la calidad de la lidia y la conexión de los toreros con el público, reafirmando la importancia del festival en la tradición taurina de la región.
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