En su discurso tras recibir el ‘Premio Internacional Carlomagno’ en Aquisgrán, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, expresó su profunda inquietud por el auge del extremismo en Europa. Subrayó la importancia de no solo «quejarse», sino de reforzar las democracias y responder a las demandas de los ciudadanos. Recordó la historia de Anna Frank y su familia como un símbolo de la vigilancia necesaria contra el odio y la división, advirtiendo que la democracia «no está esculpida en piedra» y debe protegerse activamente ante las amenazas internas y externas.
Además, Von der Leyen enfatizó que Europa tiene un «plan maestro» para liderar la economía global del futuro, resaltando la importancia de la innovación y las nuevas tecnologías. Enfatizó la necesidad de fortalecer la asociación comercial con Estados Unidos, sin olvidar que el comercio mundial también involucra a otros países. La mandataria concluyó afirmando que Europa debe ser un continente abierto y dispuesto a comprometerse con el mundo, destacando la identidad europea como un legado que debe transmitirse a futuras generaciones.
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