Al menos 31 palestinos han perdido la vida y unos 200 han resultado heridos tras el fuego abierto por fuerzas israelíes contra civiles que acudían a un centro de distribución de ayuda humanitaria en Rafah, en el sur de Gaza. La situación se ha vuelto crítica, con 30 personas en estado crítico y cinco en «muerte cerebral», según autoridades sanitarias locales. Fuentes de la Media Luna Roja han confirmado que las víctimas estaban buscando asistencia en un momento en que los disparos se desataron desde tanques y drones israelíes. El Ministerio de Salud de Gaza ha calificado estos actos como «atroces asesinatos».
La Fundación Humanitaria para Gaza, concebida por Estados Unidos e Israel, ha desmentido las acusaciones y afirmado que la ayuda fue distribuida sin incidentes. Sin embargo, organizaciones humanitarias internacionales han rechazado participar en su plan, argumentando que contraviene principios básicos de imparcialidad y neutralidad. A pesar de la insistencia de Tel Aviv en que el incidente está bajo investigación, el contexto de estos actos ha llevado a denunciaciones de que la ayuda humanitaria se está utilizando como «herramienta de guerra», exacerbando la grave situación humanitaria del enclave.
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