Castilla-La Mancha ha logrado recuperar y superar los niveles económicos previos a la pandemia, con un crecimiento que se consolidará en 2025, año en que su PIB alcanzará la cifra que habría tenido si la economía hubiera crecido de forma natural. Según el informe de BBVA Research, la región cerrará 2024 con un aumento del 3,4 por ciento en su PIB y se anticipa un incremento del 2,8 por ciento para 2025. Este crecimiento no solo se traduce en cifras macroeconómicas, sino también en la creación de empleo, con la expectativa de que la tasa de desempleo se sitúe en un 11,6 por ciento para finales de 2026, gracias a la generación de 40,000 nuevos puestos de trabajo.
El informe destaca la heterogeneidad en la creación de empleo a lo largo de la región, siendo las áreas urbanas cercanas a Madrid, como Toledo y Guadalajara, las que presentan un crecimiento mayor. El sector servicios, impulsado por un aumento en el turismo y actividades relacionadas, juega un papel fundamental en esta recuperación económica, logrando registros de productividad superiores a los de antes de la pandemia. Además, la mejora en las condiciones climáticas ha permitido que la agricultura recupere competitividad, lo que, junto con un aumento en las exportaciones por encima de la media nacional, contribuye al dinamismo económico de Castilla-La Mancha.
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