Santos Cerdán, hasta hace poco un destacado dirigente del PSOE y mano derecha de Pedro Sánchez, ha visto su reputación desplomarse en medio de un escándalo de corrupción que salpica a su círculo más cercano. Su trayectoria política comenzó en Navarra, donde se afilió al PSOE a finales de los 90 y rápidamente escaló posiciones gracias a su relación con José Luis Ábalos y posteriormente con Sánchez, convirtiéndose en secretario de Organización. En este rol, Cerdán fue clave en la reelección de Sánchez como líder del partido en 2017 y se encargó de negociaciones cruciales, como las que sostuvo con Carles Puigdemont en Bruselas. Su perfil bajo, que inicialmente inspiraba confianza, se convirtió en un área de preocupación a medida que comenzaron a surgir rumores sobre actividades ilícitas en su entorno.

La situación dio un giro dramático cuando Cerdán se vio implicado en investigaciones de corrupción, coincidiendo con una creciente desconfianza hacia el liderazgo de Sánchez. A medida que se hacían públicas evidencias que lo vinculaban a presuntas tramas corruptas y financiación ilegal del partido, su imagen se deterioró rápidamente, llevando al propio Sánchez a pedir disculpas por haber confiado en él. Preguntas sobre el conocimiento de Sánchez respecto a las irregularidades han comenzado a circular en el ámbito político, dejando un clima de incertidumbre y desconfianza que amenaza con empañar la historia reciente del PSOE.

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