Irán ha llevado a cabo el ataque más mortífero en su historial reciente contra Israel, lanzando aproximadamente 50 misiles balísticos y drones sobre diversas ciudades, lo que ha resultado en al menos diez muertos y más de 200 heridos. Entre las áreas afectadas se encuentran Bat Yam, donde al menos seis personas perdieron la vida, y Tamra, donde cuatro miembros de una misma familia fueron asesinados. La ofensiva se produce como respuesta a las acciones israelíes previas, y se intensificó con la incursión de la Fuerza Aérea israelí en territorio iraní, dirigiendo bombardeos a infraestructuras energéticas y militares.
Simultáneamente, el grupo rebelde hutí de Yemen también se ha involucrado en este conflicto, comunicando su participación coordinada con el Ejército de Irán. Fuentes israelíes han confirmado un intento de eliminar al jefe del Estado Mayor hutí en un ataque a un complejo en Saná, que podría haber tenido la presencia de líderes importantes del movimiento. La escalada de violencia ha desatado una serie de advertencias por parte del Ejército israelí, instando a los ciudadanos iraníes a abandonar áreas cercanas a instalaciones militares, reflejando la creciente tensión en la región.
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