El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha planteado la necesidad de realizar mejoras en la Constitución, haciendo especial hincapié en la legislación electoral. Su propuesta busca evitar que un número reducido de diputados, que representan sólo a una fracción de la población, tomen decisiones que afecten a todo el país. García-Page defiende la idea de un «Estado fuerte», que asegure la igualdad entre ciudadanos y evite que se prioricen los intereses de minorías que pueden amenazar la cohesión del país. Este llamado a la reforma tiene lugar en un contexto donde el papel de los partidos minoritarios en el Congreso se vuelve cada vez más decisivo.
Durante un acto en Arenas de San Pedro, junto al presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, el dirigente regional destacó los logros del modelo autonómico en la cohesión de la democracia española. Aseguró que este modelo ha acercado los servicios públicos a la ciudadanía, proponiendo que sería «drástico» tener un mapa constitucional de dos velocidades. Subrayó que la Constitución, aunque requiere algunas modificaciones, no necesita una revisión radical, ya que su esencia es sólida. En sus palabras, tanto Castilla-La Mancha como Castilla y León son «fieles representantes» del espíritu autonómico que busca fortalecer la unidad en la diversidad.
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