Los electrodomésticos han pasado a convertirse en aliados imprescindibles en nuestras rutinas diarias, simplificando tareas como la conservación de alimentos o la preparación de comidas. Sin embargo, su uso continuado puede generar desgastes que, si no se manejan adecuadamente, pueden traducirse en costosas averías. Por ello, es fundamental contar con un plan de mantenimiento que no solo extienda la vida útil de estos aparatos, sino que también evite sorpresas desagradables en forma de gastos inesperados.

El mantenimiento básico implica prácticas sencillas como limpiar las juntas del frigorífico, vigilar el estado del horno y mantener el filtro de pelusas de la secadora libre de residuos. Cada uno de estos electrodomésticos requiere atención específica para prevenir problemas mayores. Además, si alguna pieza falla, optar por repuestos compatibles puede ser una solución económica y efectiva. La fundamentación del cuidado radica en la prevención; realizar limpiezas periódicas, atender las pequeñas anomalías y recurrir a los recambios adecuados puede hacer la diferencia entre un aparato obsoleto y uno que continúe funcionando de manera óptima durante años.

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