El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha firmado un controvertido plan de asentamientos en Cisjordania, que implica la construcción de más de 3.000 viviendas en la zona denominada E1. Este proyecto, que ya cuenta con el visto bueno del Ministerio de Defensa, podría dividir el territorio palestino en dos, separándolo de Jerusalén Este. Durante un acto en el asentamiento de Maale Adumim, Netanyahu, junto al ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, defendió el plan afirmando que el territorio «nos pertenece» y subrayó que no habrá un Estado palestino, lo que representa un desafío directo a la solución de dos Estados avalada por la comunidad internacional.
La respuesta palestina no se hizo esperar. Nabil Abu Rudeina, portavoz de la Presidencia palestina, insistió en que el establecimiento de un Estado palestino con Jerusalén Este como capital es fundamental para la paz en la región. Destacó que más de 140 países reconocen a Palestina como Estado y rechazó las actividades de asentamiento, consideradas ilegales según la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, el vicepresidente palestino, Husein al Seij, afirmó que el surgimiento del Estado palestino es inevitable, independientemente de las acciones de ocupación. Estas declaraciones reflejan la creciente tensión y el potencial impacto desestabilizador de las acciones israelíes en la región.
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