La reciente derrota del Albacete Balompié ante el Córdoba (1-3) ha encendido las alarmas en el conjunto manchego, que parece haber perdido la brújula después de un inicio prometedor. La fragilidad defensiva del equipo salió a relucir, con dos goles encajados en un tiempo récord que dejó al público atónito. La afición, que había visto un equipo en crecimiento, expresó su descontento con silbidos y cánticos que pedían la salida del entrenador, Alberto González. A pesar de que un gol en el tiempo de descuento de Morcillo llegó a parecer un pequeño consuelo, el resultado final dejó una nube de preocupación sobre el futuro inmediato del equipo.
En la sala de prensa, González asumió la responsabilidad de la derrota, reconociendo que su equipo mereció perder y que el Córdoba fue el justo ganador. Aunque se mostró consciente de que el nivel de confianza del equipo disminuye en situaciones adversas, también destacó que hay buenos momentos en el juego, como las ocasiones generadas que, lamentablemente, no se tradujeron en goles. Con la mirada puesta en el próximo partido de Copa, el técnico sabe que el desafío actual va más allá de lo meramente futbolístico: necesita recuperar la conexión con una afición que, hasta ahora, había respaldado el proyecto pero que muestra signos de agotamiento tras este tropiezo.
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