La situación en Oriente Próximo sigue siendo cruda y compleja, aun cuando términos como «alto el fuego» y «tregua» son recurrentes en el discurso político. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por instaurar un consenso de paz entre Israel y Gaza, los ataques continúan, evidenciando la fragilidad de estos acuerdos. En las últimas semanas, las ofensivas israelíes han cobrado la vida de un centenar de personas en la Franja de Gaza, mientras que el gobierno de Netanyahu mantiene que los acuerdos de paz siguen en pie. Hamás, por su parte, se encuentra bajo presión para cumplir con las condiciones pactadas, en medio de un clima de desconfianza y hostilidad que hace difícil imaginar un cese real de las hostilidades.
En el Líbano la situación no es menos preocupante, con un pseudo-cese al fuego que se tambalea a un año de su implementación. Israel ha intensificado los bombardeos en el sur y este del país, resultando en la muerte de más de 100 civiles y varios militares desde entonces. La reciente incursión en Blida, que incluyó la violación de la frontera y el asesinato de un empleado municipal, ha llevado al presidente libanés Joseph Aoun a ordenar la intervención del Ejército. Entretanto, la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos y Francia, sigue supervisando el frágil alto el fuego, aunque las violaciones son constantes. En medio de este contexto, la estrategia de Israel parece enfocarse en desarmar a Hizbulá, con Netanyahu advirtiendo que no dudará en intensificar las agresiones si considera necesario.
Leer noticia completa en La Tribuna de Albacete.