La violencia de género, durante mucho tiempo una problemática silenciosa, ha cobrado una alarmante visibilidad en los últimos años. En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, miles de personas se manifestaron globalmente para condenar las agresiones físicas, psicológicas, sexuales, económicas y simbólicas que sufren mujeres y niñas. En 2024, casi 50.000 fueron asesinadas por sus parejas o familiares, lo que representa un inquietante promedio de 137 muertes diarias, según un informe de ONU Mujeres. Esta cifra impactante constituye cerca del 60% de los feminicidios registrados ese año, destacándose África como la región con mayor incidencia, seguida de Asia y las Américas.
En España, 38 mujeres han perdido la vida a causa de la violencia de género este año, motivando la realización de unas 40 manifestaciones a lo largo del país. A pesar de las divisiones en el movimiento feminista, las ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia vieron multitudes marchar juntas, exigiendo la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Consignas contundentes como «No son muertas, son asesinadas» resonaron en toda la nación, subrayando la urgencia de una acción unificada. La imagen es clara: la lucha contra la violencia de género se extiende más allá de las fronteras, y la tecnología emergente plantea nuevos y complejos desafíos que requieren atención y acción decidida.
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