Ana María Matute, la reconocida escritora barcelonesa nacida en 1925, dejó un legado literario profundo marcado por su infancia en un mundo de guerra y su inquebrantable imaginación. A lo largo de su carrera, exploró temas como la injusticia social, la guerra y la incomunicación, utilizando la literatura como su refugio y catarsis. Este 2025, el centenario de su nacimiento coincide con el recuerdo de sus aportaciones literarias, donde sus obras, como Primera memoria y Olvidado Rey Gudú, siguen siendo referencias esenciales en la narrativa española. Durante su discurso de aceptación del Premio Cervantes en 2010, Matute enfatizó la importancia de creer en las historias que inventó, un testimonio de su convicción en el poder de la creatividad.
Con un estilo que combina elementos de fantasía y realismo, Matute logró crear un universo propio repleto de criaturas mitológicas y escenarios oníricos. Su amor por la palabra la llevó a ser una figura precursora del feminismo y a reinventar la narrativa en un contexto social complicado. A lo largo de su vida, enfrentó adversidades personales, incluyendo la pérdida de la custodia de su hijo tras su separación en los años 60, experiencias que se reflejan en su obra. Su influencia perdura, siendo considerada una de las grandes autoras de la literatura contemporánea, donde su sensibilidad por el ser humano y su particular visión del mundo siguen inspirando a nuevas generaciones de lectores y escritores.
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