El Banco de España ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento económico, situando el incremento del Producto Interior Bruto (PIB) en un 2,9% para este año. Este ajuste se debe, en parte, a la fortaleza del consumo privado y al positivo comportamiento del sector exterior, especialmente por las exportaciones de servicios no turísticos. A medida que nos acercamos a 2026, las proyecciones continúan optimistas, aunque se prevé una desaceleración gradual hacia tasas de crecimiento más sostenibles. Pese al dinamismo actual, la demanda interna seguirá siendo el principal motor económico, apoyada por los fondos europeos de recuperación, mientras que la contribución de la demanda exterior neta podría ser negativa en los próximos años.
En el panorama laboral, se anticipa una moderación en la creación de empleo, aunque la tasa de desempleo podría descender al 9,6% para 2027. Las previsiones inflacionarias han sido ajustadas, reflejando un aumento más pronunciado en 2025 y 2026, antes de estabilizarse. Un punto de interés es la advertencia sobre posibles riesgos ligados a la evolución de los salarios y márgenes empresariales, que podrían incidir en una inflación superior y un menor crecimiento económico. Asimismo, las previsiones sobre el déficit público han sido ajustadas al alza, destacando la influencia de las subidas salariales de los funcionarios y otros factores, que podrían impactar la senda fiscal comprometida con la Unión Europea a partir de 2027.
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