El Ejército de Israel ha llevado a cabo un «bombardeo de precisión» en Doha, capital de Qatar, dirigido a altos cargos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás). Este ataque, anunciado por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se centró en el barrio de Katara y todavía no se han reportado víctimas. Las FDI precisaron que el objetivo eran dirigentes de Hamás responsables, según Israel, de una brutal masacre ocurrida el 7 de octubre de 2023 y de la coordinación de acciones contra el país. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha subrayado que fue una operación «completamente independiente» y asumida íntegramente por el Estado de Israel. En este contexto, figuras como el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han aplaudido el ataque, reafirmando la posición de Israel de que sus adversarios no están seguros en ningún rincón del mundo.
El ataque ocurrió en un momento crítico de negociaciones internacionales, ya que se especula que las detonaciones interrumpieron una reunión de la delegación negociadora de Hamás sobre una propuesta de alto el fuego liderada por Estados Unidos. Qatar, que ha ejercido como mediador importante en el conflicto, alberga una oficina de Hamás desde 2012 y ha funcionado como un puente clave entre las partes. Dicha nación también es anfitriona de una base militar estadounidense estratégica, lo que ha añadido presión a su papel en la región. Mientras tanto, la embajada estadounidense en Qatar ha instado a sus ciudadanos a permanecer atentos, señalando la complejidad y tensión del entorno actual.
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