En la última jornada de la Liga Ribesalat, la situación fue desalentadora para dos equipos que alguna vez aspiraron a ser protagonistas en la competición. El Basket Cervantes, oriundo de Ciudad Real, y el Grupo 76 Alkasar vivieron el peso de la derrota en sus encuentros respectivos, lo que les deja en una posición complicada de cara a las próximas semanas.
El viaje del Cervantes a Albacete resultó ser un verdadero calvario. Desde el pitido inicial, el equipo local mostró su superioridad, asumiendo un rol de favoritos que rápidamente se tradujo en un dominio en la cancha. La primera mitad del partido se cerró con un escueto 14-11, donde el Cervantes pudo ilusionarse con un destello de competitividad. Sin embargo, esta momentánea calma no fue más que una pausa antes de la tormenta, ya que el equipo de Albacete incrementó su ventaja a medida que avanzaba el encuentro. La brecha se amplió a diez puntos al descanso y continuó creciendo hasta convertirse en un marcador definitivo de 73-41. El respiro llegó solo con el final del partido, que dejó a las jugadoras de Ciudad Real con la amarga sensación de un encuentro luchado, pero sin el resultado deseado.
Mientras tanto, el Grupo 76 Alkasar enfrentó una dura batalla en su propia casa frente al San Antonio. Todo comenzó con un primer cuarto desastroso, que culminó en un 4-21 en contra, un augurio de lo que estaba por venir. A pesar de algunos esfuerzos por ajustar la estrategia, la situación no mejoró para las anfitrionas, quienes se encontraron constantemente a la merced del dominio rival. Al final del tercer cuarto, el marcador reflejaba un 31-67, y el desenlace final de 46-84 reafirmó la superioridad del San Antonio. Una derrota contundente que deja pocas dudas sobre el desempeño desigual de ambos conjuntos a lo largo del encuentro, y que pone en su propia balanza la necesidad de una pronta reactivación.
Con estos resultados, el futuro inmediato se vislumbra gravoso para ambos equipos en la Liga Ribesalat. Los entrenadores deberán trabajar arduamente para motivar a sus jugadoras y reestablacer la confianza de cara a los próximos partidos. La presión aumenta y el camino hacia la recuperación se presenta como un desafío monumental.
