Los nuevos aranceles del 84% impuestos por China a las mercancías provenientes de Estados Unidos han entrado en vigor como respuesta a las políticas comerciales agresivas de la administración estadounidense. Pekín considera que los recientes aumentos de aranceles de Washington constituyen una violación grave de sus derechos e intereses legítimos, así como un ataque al sistema multilateral de comercio. El incremento arancelario, que se aplica desde este jueves, es parte de una escalada de tensiones comerciales que se han intensificado tras las imposiciones recíprocas entre ambos países.
En un giro adicional a este conflicto económico, el Ministerio de Comercio de China ha decidido incluir a 12 empresas estadounidenses en una lista de control de exportaciones, así como añadir otras cinco a la denominada «Lista de Entidades No Confiables». Estas medidas forman parte de un esfuerzo para proteger la seguridad nacional y los intereses económicos del país asiático. Por su parte, la administración de Donald Trump ha incrementado los aranceles hasta un 125%, acusando a China de falta de respeto hacia los mercados globales. La situación sugiere un deseo de ambas naciones de mantener una posición firme en sus políticas comerciales, a pesar del riesgo de un deterioro mayor en sus relaciones económicas.
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