En una mañana nublada, las calles de Albacete se transformaron en un caleidoscopio de colores gracias a la esperada batalla de flores, un evento emblemático que marca el inicio de la Feria. A pesar de la fiesta prolongada del día anterior, los albacetenses, y en particular los más jóvenes, se congregaron para no perderse esta tradicional celebración llena de confeti y serpentinas. La alegría y la emoción fueron palpables, especialmente entre los niños, quienes disfrutan de un protagonismo especial en esta jornada festiva, aún más que en la popular cabalgata.
Con una multitud que se aglutinó en puntos clave del recorrido, como la plaza del Altozano, el desfile se desarrolló en un ambiente de entusiasmo contagioso y sin contratiempos. Los asistentes se deleitaron con el espectáculo y la participación activa de la comunidad, que sigue manteniendo vivas sus tradiciones año tras año. Este evento, que combina el arte y la alegría, reafirma el espíritu comunitario y la identidad cultural de Albacete, transformando cada rincón de la ciudad en una celebración compartida.
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