La lucha del BBVA por adquirir el Banco Sabadell ha intensificado su dinámica en el último año, tras un primer intento fallido hace cuatro años. Esta segunda ola comenzó con una oferta notablemente superior a la anterior y, aunque inicialmente se proyectó como una operación amistosa, ha evolucionado hacia una intensa competencia. La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha dado su visto bueno a la compra bajo ciertas condiciones, pero ahora la decisión final recae en el Gobierno, que ha mostrado su reticencia a la fusión desde el principio.
El Ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tiene un plazo de 15 días para presentar el asunto al Consejo de Ministros. Mientras tanto, el BBVA confía en que las condiciones impuestas por la CNMC sean suficientes para allanar el camino. Además, la entidad ha asumido compromisos significativos con respecto al crédito para pequeñas y medianas empresas en Cataluña, asegurando que mantendrá un volumen adecuado de financiamiento. Esta estrategia busca mitigar las preocupaciones sobre el impacto de la fusión en los negocios locales y acallar las críticas en un entorno regulatorio ya tenso.
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