La situación en la Franja de Gaza sigue siendo crítica, con un alarmante número de víctimas mortales registradas por la ONU. Desde finales de mayo hasta mediados de agosto, más de 1.850 palestinos han perdido la vida mientras intentaban obtener ayuda humanitaria. La mayoría de estas muertes han ocurrido cerca de los puntos de distribución gestionados por una nueva fundación israelí, donde 1.021 personas fallecieron, presuntamente a manos del Ejército israelí, según el portavoz de Naciones Unidas, Thameen al Kheetan. El organismo internacional ha advertido sobre el creciente riesgo de hambruna, vinculado directamente al bloqueo de la ayuda que podría mitigar la crisis en la región.

En paralelo, la reciente visita del ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, a un líder palestino encarcelado ha generado indignación y preocupación en la ONU. Al Kheetan calificó la acción como una violación a la dignidad del recluso y advirtió que podría avivar tensiones y violencia contra prisioneros palestinos. En este contexto de escasez y conflicto, la comunidad internacional sigue observando la situación con preocupación, mientras los llamados para un trato humano y respetuoso hacia los detenidos resuenan con urgencia.

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