El nuevo Papa, Robert Prevost, quien ha adoptado el nombre de León XIV, enfrenta importantes desafíos que su predecesor, Francisco, dejó pendientes. Entre estos se destacan la urgente necesidad de reformar las finanzas del Vaticano, afectadas por la disminución de donaciones y un sistema de gestión disfuncional. Asimismo, Prevost deberá abordar de manera efectiva los casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia, siguiendo las pautas ya establecidas, pero que requieren una implementación más robusta y ágil.
Otro reto significativo es la inclusión de las mujeres en roles de liderazgo dentro de la Iglesia, considerando el nombramiento reciente de una mujer a un cargo de alto nivel. Además, Prevost se encontrará ante el dilema de las parejas del mismo sexo, en medio de divisiones internas respecto a su bendición. En el ámbito político, la relación del nuevo Papa con Estados Unidos y el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos serán cruciales para mantener el equilibrio en un contexto global cada vez más complicado. Su enfoque en una Iglesia acogedora y misionera se pondrá a prueba en estos temas candentes.
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