La cuarta de la feria en Madrid se vio marcada por la presentación de una novillada de Alcurrucén que, a pesar de su buena apariencia, mostró un comportamiento por debajo de lo esperado, llevando a la devolución de varios ejemplares por falta de fuerza. En este contexto, los tres novilleros, todos ellos debutantes en la capital, enfrentaron un reto significativo. Aarón Palacio se destacó por su capacidad para adaptarse a las adversidades, logrando una oreja gracias a su actuación con el quinto novillo, que, si bien presentó dificultades, le permitió demostrar su talento. Los otros novilleros, Sergio Sánchez y Javier Zulueta, quedaron en silencio tras actuaciones esforzadas ante un ganado que no les facilitó el triunfo.
El ambiente en la plaza, soleado y fresco, no logró eclipsar la sensación de que los novillos no estaban a la altura del prestigio de la plaza de Las Ventas. La crítica sugiere que los jóvenes toreros estuvieron «por encima» de un ganado que no cumplió con las expectativas tradicionales de casta y bravura. A pesar de estas limitaciones, Palacio y Zulueta dejaron una impresión positiva, mostrando tanto técnica como ambición, lo que augura un futuro esperanzador en su carrera. Con este desafío enfrentado, los novilleros salieron con la sensación de haber dejado una buena imagen, y Palacio, en particular, se ganó el respeto del público.
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