Este sábado, el Pabellón Puerta de Santa María de Ciudad Real se convirtió en el epicentro del baloncesto infantil, al albergar la cuarta edición de la MiniCopa FBCLM. Desde las 10 de la mañana hasta bien entrada la tarde, más de una veintena de equipos se dieron cita en un evento que no solo prometía emoción, sino que dejó una huella imborrable en jugadores y aficionados.

Con un ambiente vibrante, los jóvenes baloncestistas se enfrentaron durante nueve intensas horas, disputando un total de 24 partidos en categorías tanto masculina como femenina. La jornada, marcada por risas y competiciones, fue más que una mera lucha por el trofeo; también fue una celebración de la convivencia y el compañerismo entre deportistas y seguidores del baloncesto.

En la categoría masculina, el Grupo 76-Alkasar se consagró como campeón, tras un dominio casi absoluto que culminó en una destacada victoria sobre el Zona 5 Toledo, con un contundente marcador de 86-45. Este triunfo no solo les otorga la satisfactoria victoria, sino que representa un sensacional inicio de temporada para el equipo alcazareño.

El Iberfirmes Globalcaja Daimiel, en el duelo por el tercer puesto, también tuvo su momento estelar al derrotar al Basket Cervantes Ciudad Real Negro, consolidando así su posición en la competición con una actuación notable.

El equipo femenino no se quedó atrás, ya que el Grupo 76-Alkasar repitió su éxito al ganar todos sus encuentros en la fase de grupos. En la final, se enfrentaron al Prado Marianistas Ciudad Real, a quienes vencieron 57-35, dejando en sus rostros la alegría del triunfo y del esfuerzo compartido.

Las Escuelas de Baloncesto de Albacete también tuvieron su dosis de gloria, llevándose la medalla de bronce tras una victoria resonante sobre el Baloncesto Talavera, con un marcador idéntico al de la final de la categoría femenina.

La jornada concluyó con una ceremonia de premiación donde estuvieron presentes figuras destacadas como el Concejal de Deportes, Pau Beltrán, y el vicepresidente de la Federación de Baloncesto de Castilla-La Mancha, Alfonso Arráez. La entrega de premios no solo fue un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación de los jóvenes deportistas; también subrayó la relevancia del baloncesto en la comunidad, promoviendo valores fundamentales como la amistad, la colaboración y el trabajo en equipo.

El bullicio de este evento resuena en la ciudad, dejando entrever un futuro brillante para el baloncesto masculino y femenino en Castilla-La Mancha, sostenido por nuevas generaciones listas para dejar su marca en las canchas.