El Albacete cerró el año en casa con un empate sin goles ante el Levante, un resultado que, aunque no satisface por completo, puede considerarse justo tras una contienda en la que ambos equipos generaron oportunidades sin éxito. En la primera mitad, el equipo local se mostró dominador, ofreciendo destellos de un juego atractivo con buenas combinaciones y llegadas al área rival. Sin embargo, la efectividad en el último pase o el disparo a puerta le faltó al conjunto dirigido por Alberto González, que prácticamente monopolizó el juego pero no logró perforar la meta defendida por Andrés Fernández.
La segunda parte fue un contraste notable, donde el Levante empezó a ganar protagonismo, dejando al Albacete en una posición defensiva y obligando a su portero, Lizoain, a realizar diversas intervenciones. A pesar de los cambios introducidos por el técnico local, la presión del Levante se intensificó, aunque el Albacete intentó aferrarse a la posibilidad de una victoria. En los minutos finales, el Albacete tuvo una clara ocasión que terminó en el poste, culminando el partido con un reparto de puntos que, pese a dejar el marcador en 0-0, refleja la solidez defensiva del equipo local, aunque también una preocupante falta de gol.
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