María Branyas, la supercentenaria catalana que partió a los 117 años el pasado agosto, vivió una vida que atraviesa dos guerras mundiales y la llegada del hombre a la Luna, hasta la era del internet. Su caso, objeto de un exhaustivo estudio del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, revela sorprendentes datos sobre su longevidad. La investigación, liderada por Manel Esteller, exploró muestras biológicas de Branyas, descubriendo una combinación de señales propias del envejecimiento y características de una longevidad saludable. El análisis evidenció que su microbioma joven y características genéticas la protegían de enfermedades comunes en edades avanzadas, pese a tener signos evidentes de envejecimiento extremo.
Los científicos encontraron que su resistencia extraordinaria a las enfermedades podría ofrecer pistas valiosas para entender mejor el envejecimiento y sus impactos en la salud, lo que podría guiar futuras investigaciones sobre enfermedades hematológicas como la leucemia. Aunque su vida tranquila, una dieta saludable sin tabaco y socialmente equilibrada se destacan como posibles contribuyentes a su larga vida, los científicos son prudentes y sostienen que es pronto para vincular definitivamente sus características biológicas con estos hábitos. El estudio de Branyas ilumina la complejidad de cómo envejecemos y cómo ciertos elementos podrían mitigar los efectos del tiempo sobre el cuerpo.
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