Castilla-La Mancha enfrenta un reto significativo ante el borrador del nuevo decreto sobre el trasvase del Tajo, que será presentado hoy por el Ministerio. A pesar de que se están reduciendo los volúmenes trasvasables, la modificación de los umbrales que determinan la situación de los embalses plantea preocupaciones. La nueva normativa disminuirá el nivel medio del agua que se puede trasvasar de 625 a aproximadamente 469 hectómetros cúbicos, lo que podría facilitar que los embalses pasen de una situación de escasez a una de abundancia automáticamente, generando un trasvase más significativo en ciertas condiciones.
Los cambios podrían permitir un uso más extenso del recursos hídricos, a pesar de que se establecen límites en ciertas categorías. Por ejemplo, mientras que en nivel 3 el máximo trasvasable caerá de 20 a 11 hectómetros cúbicos, en nivel 2 se incrementará de 27 a 24. Estas alteraciones han generado inquietud entre los municipios ribereños, quienes advierten sobre un posible colapso del sistema, además de un efecto perjudicial en los caudales ecológicos del Tajo. La propuesta, bajo el prisma de un retroceso a normativas de décadas pasadas, pone en duda la posibilidad de cambios favorables para el Tajo en futuros decretos.
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