El Papa Francisco regresó este domingo a la Plaza de San Pedro del Vaticano, marcando su primera aparición pública tras su alta hospitalaria hace dos semanas. Durante la misa del Jubileo de los Enfermos, el Pontífice se mostró agradecido con los fieles, aunque con algunas dificultades para hablar. A pesar de su convalecencia y el uso de cánulas nasales para recibir oxígeno, se hizo presente en la ceremonia desde una silla de ruedas, en un gesto que procura brindar consuelo y esperanza a aquellos que padecen enfermedades.
En su mensaje, leído por Monseñor Rino Fisichella, el Papa Francisco compartió su experiencia personal con la enfermedad, describiéndola como una «escuela» que enseña el amor y la dependencia de los demás. Dirigiéndose a médicos y enfermeros, enfatizó la importancia de acoger a los enfermos como un don y resaltó la capacidad del sufrimiento para purificar los corazones. El Pontífice concluyó su discurso recordando que la enfermedad puede ser un momento de encuentro con el Señor, invitando a todos a estar atentos a las oportunidades de renovación y esperanza que surgen en los momentos difíciles.
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