La economía española experimentó un crecimiento del 0,6% en el tercer trimestre del año, ligeramente inferior al trimestre anterior, debido principalmente al impacto negativo del sector exterior. Mientras que la demanda interna aumentó de manera significativa, con una contribución de 1,3 puntos al PIB, las exportaciones descendieron un 0,6%, afectando el crecimiento global. Sin embargo, el consumo de los hogares y la inversión mostraron un sólido desempeño, incrementándose un 1,1% y 2,1% respectivamente. Estos datos reflejan el dinamismo del mercado interno, impulsado por un mercado laboral robusto y un aumento del poder adquisitivo.
En términos interanuales, el Producto Interno Bruto creció un 2,8%, su menor tasa en casi dos años, influido por una contribución negativa del sector exterior. A pesar de esta desaceleración, la inversión se destacó con un alza del 8,1%, impulsada por sectores clave como la vivienda y la maquinaria. El empleo también mostró una mejora, creciendo un 3,3% en tasa interanual. La economía española se mantiene en un camino de crecimiento, con proyecciones optimistas para 2025, donde se espera superar a otras economías avanzadas dentro de la Unión Europea.
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