Raúl Gómez, un comercial de Albacete, vivió una experiencia aterradora el 29 de octubre mientras viajaba hacia Valencia. En su ruta, el albaceteño se vio atrapado en un atasco en la autovía cerca de Sedaví cuando una riada, producto de la DANA que afectó gravemente a la región, se desató inesperadamente. A pesar de que en su ubicación no estaba lloviendo, las autoridades alertaron a los automovilistas de la inminente inundación. Al percibir cómo el agua comenzaba a cubrir el asfalto, Raúl tuvo que abandonar su coche y aferrarse a un quitamiedos durante tres largas horas para salvar su vida, mientras la corriente arrastraba vehículos y se llevaba todo a su paso.
El momento se tornó increíblemente angustiante cuando el agua alcanzó rápidamente niveles por encima de la rodilla, impidiendo cualquier intento de huida. Tras recibir instrucciones de los agentes de la Guardia Civil, Raúl y otros ciudadanos se aferraron desesperadamente a la estructura del quitamiedos mientras observaban cómo sus autos quedaban flotando. Finalmente, cuando el agua comenzó a bajar, pudieron avanzar hasta una gasolinera cercana, donde esperaron noticias de los equipos de rescate. Después de diversas peripecias y sin poder encontrar refugio en Valencia, logró regresar a casa con la ayuda de un familiar. A más de tres semanas del suceso, Raúl aún reflexiona sobre la magnitud de la tragedia, que dejó un rastro de destrucción y pérdida en múltiples localidades de la región.
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