El Parlamento de Hungría ha aprobado la salida del país de la Corte Penal Internacional (CPI), en respuesta a la orden de arresto emitida por este tribunal contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por crímenes de guerra en Gaza. La decisión, respaldada por el gobierno ultranacionalista de Viktor Orbán, fue avalada con una amplia mayoría de 134 votos a favor, 37 en contra y 7 abstenciones. Orbán y su gabinete consideran que la Corte se ha convertido en un «organismo político», lo que justificaría esta ruptura con el organismo internacional.
Hungría se convierte en el primer país europeo en abandonar la CPI, que tiene el mandato de juzgar los crímenes más graves cuando los Estados no pueden o no quieren hacerlo. Aunque ya han salido Burundi y Filipinas, Hungría había ratificado el Estatuto de Roma en 1999 y fue crítico ante la obligación de ejecutar la orden de arresto contra Netanyahu durante su visita en abril, argumentando que el código penal húngaro no reconoce las decisiones de la Corte. Esta decisión reafirma la postura del gobierno húngaro en la comunidad internacional, alineándose con otros países que no reconocen la jurisdicción de la CPI, como Estados Unidos y Rusia.
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