Castilla-La Mancha se posiciona como una de las comunidades autónomas con menor adaptación para el teletrabajo en España, según un informe del sindicato UGT. En 2024, solo el 6,3% de la población ocupada, lo que se traduce en 55.756 personas, ha optado por esta modalidad laboral, muy por debajo de la media nacional del 15,1%. La secretaria de Empleo, Igualdad y Políticas Sociales de UGT en la región, Isabel Carrascosa, destacó que el 26,1% de los trabajadores en Castilla-La Mancha podría desempeñar su actividad de forma remota, revelando un amplio potencial aún sin aprovechar.
Carrascosa también enfatizó los beneficios y riesgos asociados al teletrabajo, que incluye aspectos como la flexibilidad y la reducción de gastos de desplazamiento, pero también desafíos como el aislamiento social y el riesgo de horarios desdibujados. La falta de regulación es otro de los puntos críticos, con escasos convenios laborales que incluyan cláusulas específicas para el teletrabajo, lo que permite que algunas empresas no proporcionen los recursos necesarios a sus empleados. Según la sindicalista, una preocupante mayoría de trabajadores, siete de cada diez, carece de garantías de desconexión digital, lo que resalta la necesidad urgente de abordar estos temas dentro del ámbito laboral.
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