En julio, el Índice de Precios de Consumo (IPC) en Castilla-La Mancha subió un 2,4% en comparación interanual, marcando un repunte en la inflación que ya había comenzado a notarse en meses anteriores. Dentro de este contexto, el sector de vivienda—que incluye agua, electricidad y gas—mostró un incremento notable del 6,7%, lo que resalta la presión que los costos de estos servicios están ejerciendo sobre los hogares en la región. A nivel nacional, la inflación se ubicó en un 2,7%, impulsada en gran parte por el aumento de precios en la electricidad y los carburantes. Aunque la inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, se situó en 2,3%, hubo una caída en el precio del aceite, lo que proporciona un respiro en medio de un panorama de precios crecientes.
Mientras tanto, en Castilla-La Mancha, los precios también reflejaron incrementos en otros sectores, como bebidas alcohólicas y tabaco, que subieron un 4,8%, y restaurantes y hoteles, que aumentaron un 4%. Sin embargo, algunos grupos de productos, como vestido y calzado, experimentaron descensos, lo que sugiere una diversidad en la dinámica del mercado. Esta situación de inflación creciente refleja las complejidades económicas actuales, donde el poder adquisitivo de las familias se ve amenazado, a pesar de ciertas mejoras en la creación de empleo y estabilidad de precios en otros segmentos. A medida que este fenómeno se desarrolla, la evolución de los precios seguirá siendo un tema clave en la agenda económica de la comunidad.
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