La irrupción de la inteligencia artificial en la economía global ha generado un debate intenso sobre su sostenibilidad. En los últimos años, esta tecnología ha evolucionado de ser una promesa a convertirse en un motor económico clave, especialmente en Estados Unidos, donde aportó más de un punto porcentual al crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2025. Sin embargo, a pesar de las cifras optimistas, persiste la inquietud de que las gigantes inversiones realizadas por las principales empresas del sector no se están traduciendo en rentabilidad real. Un 80% de los beneficios del mercado se concentran en solo siete compañías, lo que ha llevado a muchos analistas a cuestionar si estamos ante el inicio de una burbuja de la inteligencia artificial.
Las promesas de la IA también enfrentan desafíos significativos. Muchos proyectos en esta área han visto una reducción en la productividad, un fenómeno que el MIT señala como común debido a errores en los modelos. Ejemplos como OpenAI, que a pesar de sus millones de usuarios sigue reportando pérdidas enormes, ponen de manifiesto las dificultades para convertir el crecimiento en beneficios tangibles. A medida que más empresas buscan estrategias sostenibles y efectivas para navegar en este nuevo panorama, la pregunta crucial está en cómo y a qué costo se sostendrá este avance tecnológico. Sin duda, la inteligencia artificial está transformando sectores vitales, pero el futuro dependerá de los resultados que esta tecnología pueda demostrar en los años venideros.
Leer noticia completa en Albacete abierto.
